Los tipos de alfombras que tenemos a nuestra disposición en el mercado son enormes, al atender todas las variaciones posibles a multitud de aspectos: tamaños, formas, materiales, fabricación, y por supuesto, valores estéticos (estilo, color, etc.). Una de las diferenciaciones más evidentes que se pueden hacer entre los diferentes tipos de alfombras, son las que atienden a la textura de la superficie. Con respecto a esto, hoy venimos a hablar en concreto de las alfombras sin pelo.
Como si de un animal se tratara, el tacto de una alfombra, su textura, puede variar y varía considerablemente en función de la existencia o no de pelo, y del largo del mismo (en caso de tenerlo). Por supuesto, si nos fijamos únicamente en las alfombras sin pelo, veremos que son muchas las opciones con las que contamos. Vamos a ahondar un poco en el tema para hacernos una idea.
Por qué comprar una ALFOMBRA SIN PELO
Si has llegado hasta aquí preguntándote por los tipos de alfombras sin pelo que existen en el mercado, seguramente se deba a razones que exceden el ámbito de lo puramente estético. Y es que, sin duda, el aspecto, la textura y las sensaciones que nos transmite el tacto de una alfombra, es lo primero en lo que nos fijamos a la hora de elegirla y comprarla. En este sentido, hay que tener en cuenta que no es lo mismo comprar una alfombra para decorar un salón, que comprar una alfombra para servir de centro de juego en una habitación infantil, o hacerse con una alfombra para el baño. En cada caso, la funcionalidad de la alfombra condiciona sus características y su fabricación.
Por lo general, las alfombras con pelo largo son más confortables a la hora de sentarse en ellas o de andar con ellas con los pies descalzos. El problema que tienen es que, por su naturaleza, son más dadas a acumular polvo, y requieren de un tipo de limpieza concreto, al resultar incompatibles con el uso de robots aspiradores, e incluso aspiradores convencionales. Por eso, una alfombra sin pelo es la elección, normalmente, de personas que, por el motivo que sea, necesitan mantener el polvo lo más lejos posible. Más allá de la estética de una alfombra, por tanto, existen razones higiénicas e incluso de salud, para elegir alfombras sin pelo en vez de las muy acogedoras y cálidas alfombras con pelo largo.
Tipos de ALFOMBRAS SIN PELO
Incluso las principales fibras empleadas para la fabricación de alfombras, el algodón y la lana, se usan para fabricar alfombras sin pelo o de pelo corto. Todo depende del tipo de tejido que se elabore con la materia prima elegida. Pero no son el estandarte, digamos, de las alfombras sin pelo. Lo que sí queremos dejar claro es que no existe una relación directa entre alfombras de fibras naturales o sintéticas concretas, y el hecho de llevar o no pelo una alfombra.
Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en el bambú. Con la madera del bambú se pueden elaborar alfombras sin pelo, pero con la fibra de bambú obtenida a partir del procesado de la hoja, los tallos o la madera de este vegetal, se obtiene un tejido con el que también se pueden fabricar alfombras de pelo.
Pero sí existen una serie de alfombras lisas, sin pelo, relacionadas con un material sintético en el que prima la funcionalidad y la higiene: nos referimos a las alfombras vinílicas. Junto con éstas, elaboradas con fibras naturales o sintéticas, podemos citar un conjunto de casos de alfombras hipoalergénicas o de fácil limpieza.
Alfombras DE YUTE
Alfombras DE BAMBÚ
Alfombras VINÍLICAS
Alfombras DE GOMA EVA
Alfombras DE ESPARTO
Tampoco debe existir una relación directa y excluyente entre la funcionalidad de una alfombra y el hecho de tener pelo largo, o no tenerlo, aunque sí tiene sentido relacionar una cosa con otra. En este sentido, podemos pensar cómo la mayoría de las alfombras para el pasillo son sin pelo o de pelo muy corto, al ser un tipo de alfombras destinadas a recibir un importante trasiego diario de pisadas, y requerir, por tanto, de un sistema de aspirado y limpieza casi diario lo más funcional posible.
En definitiva, diremos que la elección de una alfombra de pelo corto o sin pelo, está condicionada sobre todo por el hecho de necesitar llevar a cabo una limpieza más sencilla y continua, de forma similar a la limpieza de los suelos de cualquier estancia, y por cuestiones de salud relacionadas con problemas alérgicos (aunque nadie debería descuidarse en este aspecto).